Toda esta semana, durante la locura tropical que significa la proximidad de un huracán a Puerto Rico, escuché varias veces, en la radio, en filas y en medios sociales, como estos eventos atmosféricos nos “volvía a ser gente”, “nos hacía conocer y hablar con nuestros vecinos”, “a jugar juegos de mesa”, y así por estilo.
El huracán Irma, que pasó por nuestras cercanías el pasado miércoles, no sin afectar de manera significante las islas de Barbuda, San Martín, Culebra, y muchas otras el Caribe, nos dejó sin energía eléctrica en varios sectores de nuestro país, que, a la fecha de este escrito, rondaba por 55% de la Isla.
Para un nativo digital, y definamos bien, los jóvenes nacidos a partir de la década de los noventa, era en que las tecnologías que conocemos y utilizamos existían y/o estaban en desarrollo, estar largos periodos de tiempo sin acceso a la tecnología, o a las plataformas digitales que esta permite, crea muchísima ansiedad y conflicto con familiares t personas cercanas.
La dependencia a herramientas y servicios digitales que sufren los nativos y los inmigrantes digitales (aquellos que, como yo, somos transitorios entre lo análogo y lo digital), se hace crítica en momentos en que servicios de energía eléctrica e Internet no están disponible, como está pasando tras Irma y durante el apagón de 2016. Si bien los inmigrantes digitales podemos realizar varias tareas durante periodos sin luz, como escribir una carta o un diario, leer un libro, revista o periódico, porque así crecimos, a los nativos digitales les resulta sumamente difícil interactuar y llevar a cabo actividades fuera del entorno en que crecieron.
Cuando nos encontramos en esta situación, lo mejor es llevar a cabo, o planificar para futuro, unas medidas que ayudarán a bajar la tensión en la casa y la ansiedad de los nativos digitales al verse de momento, sin energía eléctrica y “desconectados del mundo”. Ahora, si usted tiene planta eléctrica, olvídese y siga “pa’lante”.
1/ No forzarlos a participar de juegos o actividades que no quieran. Si él o la joven no quiere jugar Monopolio, lo peor que puede hacer es obligarlo. Déjelo tranquil/o y siga usted jugando con sus familiares hasta que decida probar a causa del aburrimiento. Le puedes preguntar de antemano si existe alguno que le guste para que lo vayas comprando y tenerlo disponible al momento.
2/ Cargar equipos de antemano y tener “battery packs” preparados. Aquí hay que usar la lógica y la experiencia de adulto. Si sabemos que la energía electica se va a ir mucho antes de que sople el viento, hay que cargar a totalidad nuestros equipos, inclusive aquellos que no utilizamos a diario. De igual manera, si tenemos baterías de carga, cargarlas para poder resolver cuando necesitemos.
3/ Acordar cuando vamos a cargar los equipos. La familia puede acordar que los teléfonos y tabletas hay que cargarlos con batería externa cuando estén a 75% o a 60% (eso lo decide usted con su familia). Así evitamos extinguir la carga en un solo equipo y se reduce el tiempo de carga para cada uno.
4/ Limitar o borrar aplicaciones. Si no hay luz, y sabemos que estaremos varios días sin ella, es mejor acordar cerrar juegos o aplicaciones que consumen mucha energía del equipo, aunque no se estén utilizando. Es mejor cerrarlas o borrarlas hasta que pase la crisis.
5/ Acordar horarios de conexión / uso. Si estamos todo el día con el “smartphone” sabemos que se agotará rápido y necesitará carga. Si se agotan las fuentes de cargas, tendremos a un nativo o un inmigrante en crisis. Durante Irma, me di cuenta que no valía la pena estar constantemente conectado a Facebook, me enteraba más por la radio AM. Sin embargo, me conectaba cada media hora a una hora para asegurarme encontrar información fresca., podrías hacer algo similar.
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