Puerto Rico está viviendo una crisis gubernamental sin precedente. Vivimos un momento histórico donde el pueblo, cansado de la corrupción de nuestras instituciones, se está lanzando a la calle, exigiendo la renuncia del gobernador, Ricardo Rosselló Nevares.
Como sabemos, además de los recientes arrestos de la exsecretaria de educación, Julia Keleher y la exjefa de la Administración de Seguros de Salud Ángela Ávila y otros, la filtración pública de un “chat” entre “panas” del gobierno, fue la chispa que incendió la crisis.
Pero hoy no vengo a escribir sobre el origen de esta crisis; de que si un gobierno fue más corrupto que el otro; que si este gobernador hacía más o menos que el anterior; mucho menos voy a escribir de Telegram y su plataforma de seguridad y si los que participaron en la consabida conversación, por más diplomas y títulos que ostentaron, se pusieron brutos con la misma.
Quiero escribir sobre un tema que me he estado formulado, y se que muchos participantes de nuestro ecosistema digital también, y es el apoyo y la participación de nuestros creadores de contenido en toda esta crisis.
He leído de todo, he leído insinuaciones y gritos de cobardía por falta de expresión.
Y es que, ante la unión de varios sectores públicos y privados a exigir la renuncia del gobernante, la mayoría de los creadores de contenido digital, aparentemente (y subrayamos la palabra aparentemente), no se han pronunciado. O sea, no han dicho ni “jí”.
Pues miren, cada cual tendrá su motivo. Hay varios por los cuales creadores de contenido digital, incluyendo los “influencers” (recuerden que somos todos creadores), no mencionan nada ni publican nada referente a la crisis, en sus medios y/o redes. Hay motivos por lo que estos influyentes no utilizan su “poder de convocatoria” para mover sus miles o millones de seguidores hacia las marchas y protestas.
Primero, independientemente de que nos simpatice o no, ningún creador está obligado a emitir opinión, especialmente si está a cargo de un medio independiente (sus redes personales es otra cosa).
Segundo, en un país polarizado políticamente, cada creador debe cuidar sus relaciones con las marcas. Ante el temor de que contratos o “guisos” no se renueven por cualquier tipo de publicación activista, muchos creadores se abstienen.
El hilo que agarra un creador del auspicio de cualquier marca es fino. Tan fino que por menos que un #RickyRenuncia, se parte.
Pero, para poner los puntos sobre las íes, el silencio digital no significa falta de apoyo. Creo que a nadie, o a muy poca gente, le gusta de vivir en un sistema completamente corrupto. La indignación, así como la salvación, es individual.
En una situación como la que estamos pasando, es necesario estar claro de las lealtades. Usted escoge, y viva tranquilo o tranquila.
Si usted quiere solidarizarse con la causa y que como yo y muchos más en esta isla, quiere que el gobernador renuncie y limpien a quien tengan que limpiar por ladrones, homofóbicos, misóginos y cuanto mal exista, perfecto, lo felicito y cuente con mi apoyo, pero no pretenda presionar a aquellos que no quieran ser vocales o retratarse en una marcha para demostrar que están a favor o no.
Opino que no debemos estar en posición de juzgar o de dudar de la solidaridad de las personas que guardan silencio ante momentos como este. Cada cual reza a su santo como le de la gana y en la iglesia donde mejor se sienta. Cada cual a su manera y cada cual publica lo que entienda, bien sencillo.
Si como influyente digital desea convocar a sus seguidores, magnífico. Recuerden que esos miles o millones de seguidores son la responsabilidad y están relacionados con el creador, quien debe convocar es él o ella, usted convoque a los suyos y no critique a quien no lo haga.
Mientras cada cual esté por su lado, no podemos exigir hablar con una sola voz.
